

Durante la temporada de Semana Santa, el consumo de pescado se incrementa notablemente en muchas regiones, especialmente en países de tradición católica como Colombia. Esta costumbre, que tiene raíces religiosas, también se ha convertido en una excelente oportunidad para promover una alimentación más saludable, rica en proteínas, ácidos grasos esenciales y minerales.
Sin embargo, ante el aumento en la demanda, también crecen los riesgos si no se toman ciertas precauciones al momento de comprar y preparar el pescado. Elegir productos frescos y de proveedores confiables es clave para evitar enfermedades transmitidas por alimentos.
Algunos consejos básicos para una compra segura:
- Verifica que el pescado tenga un olor fresco y agradable, característico de un producto en buen estado.
- Los ojos deben estar brillantes y no hundidos.
- La carne debe ser firme al tacto y no dejar huella al presionar.
- Las agallas deben presentar un color rojizo intenso, lo cual indica buena condición.
- Compra en lugares certificados o con buenas prácticas de refrigeración.
Además, recuerda mantener la cadena de frío desde la compra hasta la preparación. El pescado debe mantenerse refrigerado o congelado, y consumirse lo antes posible.
Elegir pescado en Semana Santa no solo es una tradición, también es una oportunidad para aportar a la salud familiar y apoyar la acuicultura nacional, siempre y cuando se haga con responsabilidad.
Consumir pescado de manera consciente también contribuye a fortalecer la economía de comunidades productoras, muchas de ellas rurales, que encuentran en esta temporada un impulso clave para su sustento. Apostar por productos locales y de origen confiable es una forma de promover el desarrollo sostenible y garantizar alimentos seguros en nuestra mesa.